Consumering es la orientación empresarial al consumidor final con el propósito de establecer una asociación recíproca de intereses con que el consumidor obtenga la satisfacción de sus necesidades funcionales, emocionales y relacionales y la empresa los objetivos de rentabilidad estratégicos de su plan de negocio y con que el uso y poder sobre las herramientas tradicionales se cede al consumidor final.

Como tal supone la entrega del poder al consumidor, quien puede elegir y condicionar el mix más adecuado a sus necesidades puntuales en cada momento dentro del modelo de negocio que la empresa se haya determinado, así como el modelo relacional que más le convenga en dicho momento. Requiere, por lo tanto, tres elementos fundamentales:

1. La flexibilidad de los procesos críticos y la posibilidad de creación de algunos de ellos por parte del consumidor en base a su información y deseos versus procesos fijos y predeterminados por la compañía.

2. El desarrollo de una marca de identidad que permita la confianza, reafirmación y proyección del individuo a nivel individual y social versus posicionamiento funcional.

3. La creación de redes de pertenencia para el consumidor y de redes de servicio con proveedores y aliados para extender y poder atender las demandas del mismo versus relaciones 1 a 1 o relaciones 1 a varios.

En definitiva, Consumering es la respuesta a la creciente demanda de poder por parte del consumidor para elegir aquello que quiere y para poder responder a un mercado cada vez más exigente y rápido en el que la diferenciación es efímera y hasta cierto punto inexistente.

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