Apple llevaba meses en los que nos tenía acostumbrados a largos anuncios en los que se mostraban las maravillas tecnológicas de sus nuevos modelos de iPad, iPhone… ¿Qué toda esta tecnología ya la tenían otros dispositivos Samsung, Nexus…? Da igual. Los seguidores aférrimos de Apple solo tenemos ojos para Apple y ni nos planteamos comprar un móvil o tablet de otra marca.

¿Cómo ha llegado Apple a tener esa legión de seguidores que hacen cola para comprar el nuevo modelo el día del lanzamiento sin pararse a pensar si quiera en si realmente necesitan actualizar su dispositivo? ¡Ése es el gran éxito de Apple! Hay dos tipos de personas: los que aman Apple y los que odian Apple. Es difícil encontrar a alguien que sea indiferente.

Hoy quiero analizar el nuevo anuncio del MacBook Air. ¿Qué os parece? ¡A mí me encanta!

¿Quien puede permitirse anunciar un nuevo ordenador portátil sin dar ni una sola característica sobre él? Solo Apple. Mientras que la mayoría de marcas aprovechan sus 20-30 segundos de publicidad en decirte qué procesador llevan, cuánta RAM y gráfica tienen y la capacidad de su disco duro (todo esto hablando rápido y casi gritando…), Apple hace todo lo contrario.

¿A quién le importa la memoria RAM del MacBook Air? Si te compras un MacBook estarás a la última, serás cool y formarás parte de la familia Apple, y sino, no. Así de simple.

Este anuncio es un claro ejemplo de publicidad que crea un sentimiento de pertenencia en el consumidor. A los seguidores de Apple nos dan ganas de comprarnos el MacBook simplemente para poder fardar de la manzanita iluminada allá donde estemos (imagino que las otras marcas no tendrán su logo iluminado porque Apple tiene la patente, porque sino vaya cagada…). Por si fuera poco, la colección de pegatinas del anuncio es de lo más original e incluye tantas y tan buenas que seguro que te encantaría tener alguna de ellas en tu ordenador (la de Breaking Bad, la de Blancanieves, la del skyline de New York o la de Homer Simpson, por ejemplo).

En definitiva, este anuncio lo que vende es la idea de que mola ser de Apple por su originalidad, su creatividad, su exclusividad, su estética… No necesitan decir qué procesador llevan y pese a todo, los consumidores pagan el doble por un MacBook que por otro ordenador de características similares. En esa diferencia de precio se encuentra el sentimiento de marca que tan bien provoca Apple. Todo ese coste extra respecto a otras marcas es el valor que el consumidor le da al hecho de formar parte de la familia Apple y para la compañía esto se traduce en beneficio puro y duro.

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